¿Por qué nos deshidratamos?
La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más líquidos de los que ingiere. Esto puede suceder por diarrea, vómito, fiebre, sudoración excesiva o micción frecuente. Pero incluso si tomas suficiente agua, algunas enfermedades crónicas pueden alterar la forma en que el cuerpo absorbe o retiene los líquidos, aumentando el riesgo de deshidratación en adultos.
Conocer las señales de alerta es clave para actuar a tiempo. Algunos síntomas comunes son: fatiga, sed extrema, piel seca, boca seca, mareo, orina oscura o poco frecuente, y sudoración excesiva.
A continuación, te compartimos 12 condiciones de salud que pueden provocar deshidratación, aunque mantengas una hidratación adecuada.
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1. Enfermedad celíaca
Es un trastorno autoinmunitario en el que el consumo de gluten (una proteína presente en trigo, cebada y centeno) provoca daño en el intestino delgado. Las vellosidades intestinales, encargadas de absorber los nutrientes, se deterioran, dificultando la absorción de líquidos y electrolitos.
Uno de los síntomas más frecuentes es la diarrea crónica, lo que puede llevar a una deshidratación progresiva. En casos extremos, algunas personas desarrollan lo que se conoce como crisis celíaca, una situación grave con pérdida de peso, desequilibrios metabólicos y deshidratación severa.
Síntomas comunes:
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Dolor abdominal
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Distensión o gases
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Diarrea o heces grasosas y malolientes
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Náusea o vómito
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Estreñimiento
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Intolerancia a la lactosa
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Pérdida de peso no intencional
2. Síndrome de Sjögren
Este trastorno autoinmunitario afecta las glándulas que producen humedad en el cuerpo, como las salivales (saliva), lacrimales (lágrimas) y mucosas. Esto provoca una sequedad excesiva en la boca, ojos, piel y mucosas, lo que interfiere con el equilibrio hídrico del organismo.
Además, puede afectar órganos como los pulmones o los riñones, comprometiendo aún más la regulación de líquidos. La deshidratación es una de las complicaciones frecuentes, especialmente en adultos mayores.
Síntomas frecuentes:
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Boca seca (xerostomía)
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Ojos secos e irritados (xeroftalmía)
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Tos seca
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Fatiga
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Dolor articular
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Erupciones o sequedad en la piel
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Debilidad muscular
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Inflamación de glándulas en el rostro o cuello
3. Colitis ulcerosa
Es una enfermedad inflamatoria intestinal que afecta el colon y el recto, causando úlceras e inflamación crónica. Esta condición disminuye la capacidad del intestino grueso para absorber agua y electrolitos, lo que provoca evacuaciones frecuentes, líquidas y con urgencia.
La diarrea persistente es uno de los síntomas más comunes, y si no se reponen los líquidos perdidos, puede derivar en deshidratación. En algunos casos graves, se requiere atención médica urgente.
Otros síntomas:
4. Insuficiencia suprarrenal (enfermedad de Addison)
En esta condición, las glándulas suprarrenales no producen suficientes hormonas, especialmente cortisol y aldosterona, que son clave para regular el equilibrio de agua, sodio y potasio en el cuerpo.
Cuando estas hormonas faltan, los riñones pierden la capacidad de retener sodio, lo que puede llevar a una pérdida excesiva de agua a través de la orina. Esto provoca deshidratación, presión arterial baja y, en casos graves, una crisis suprarrenal, que puede ser potencialmente mortal si no se trata a tiempo.
Síntomas comunes:
5. Cáncer
Algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales, pueden provocar vómito, diarrea, fiebre o sangrado, lo que incrementa la pérdida de líquidos. Además, los tratamientos como la quimioterapia y la radioterapia pueden alterar el apetito, causar náuseas o dificultar la hidratación adecuada.
En pacientes con cáncer avanzado o metastásico, la deshidratación puede ser un síntoma del deterioro progresivo del organismo. También es frecuente en personas que ya no pueden comer ni beber con normalidad.
Signos de alerta:
6. Fibrosis quística
Es una enfermedad genética que provoca una acumulación de moco espeso en órganos como pulmones, páncreas y aparato digestivo. Las personas con fibrosis quística pierden más sal de lo normal al sudar, lo que puede llevar a una deshidratación por pérdida de sodio y cloruro.
Esto es especialmente peligroso durante el ejercicio o en climas cálidos, cuando el cuerpo suda más.
Síntomas frecuentes:
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Tos crónica
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Dificultad para respirar
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Infecciones respiratorias frecuentes
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Sudor muy salado
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Retraso en el crecimiento
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Heces grasosas o con mal olor
7. Diabetes mellitus
Tener niveles altos de glucosa en sangre puede hacer que los riñones trabajen de más para eliminar el exceso de azúcar, lo que genera una pérdida importante de líquidos por la orina. Si no se controla, esto puede llevar a una deshidratación progresiva, incluso si la persona bebe agua con frecuencia.
Además, la hiperglucemia puede provocar náuseas, vómito y pérdida de apetito, lo que empeora la hidratación.
Síntomas comunes:
8. Enfermedades renales crónicas
Los riñones regulan el equilibrio de líquidos y electrolitos. Cuando dejan de funcionar correctamente, el cuerpo puede retener o eliminar líquidos de manera inadecuada, lo que aumenta el riesgo de deshidratación o, por el contrario, de sobrehidratación.
En etapas avanzadas, el paciente puede presentar vómitos, diarrea, fiebre o infecciones, todos factores que agravan la deshidratación.
Síntomas asociados:
9. Trastornos de la tiroides
Tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo pueden influir en la regulación de líquidos del cuerpo. En el caso del hipertiroidismo, se acelera el metabolismo, lo que puede provocar sudoración excesiva y aumento en la temperatura corporal, favoreciendo la deshidratación.
Además, puede haber diarrea, nerviosismo y pérdida de peso, factores que incrementan la pérdida de líquidos.
Síntomas comunes de hipertiroidismo:
10. Trastornos de la alimentación
La anorexia nerviosa y la bulimia pueden alterar gravemente el equilibrio de líquidos y electrolitos. El vómito autoinducido, el uso excesivo de laxantes o diuréticos y la restricción de líquidos pueden llevar a una deshidratación peligrosa.
En casos severos, la deshidratación puede afectar el ritmo cardíaco, la presión arterial y el funcionamiento cerebral.
Síntomas frecuentes:
11. Enfermedad inflamatoria intestinal (EII)
La colitis ulcerosa ya fue mencionada, pero también la enfermedad de Crohn forma parte de las EII. Ambas provocan inflamación del tracto digestivo, diarrea frecuente y dificultad para absorber líquidos y nutrientes.
Esto genera un riesgo alto de deshidratación, especialmente en brotes o crisis agudas.
Síntomas de la EII:
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Dolor abdominal
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Heces blandas o líquidas
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Pérdida de peso
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Fiebre
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Sangrado rectal
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Urgencia para evacuar
12. Infecciones graves
Cualquier infección que cause fiebre alta, vómito o diarrea —como la gastroenteritis viral, dengue, influenza o COVID-19— puede llevar rápidamente a la deshidratación, sobre todo en adultos mayores o personas con enfermedades crónicas.
La fiebre por sí sola puede aumentar la pérdida de agua por sudor, y si se combina con dificultad para comer o beber, el riesgo se eleva.
Síntomas a vigilar:
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Temperatura elevada
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Vómito o diarrea
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Sudoración excesiva
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Debilidad general
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Dificultad para orinar
¿Qué hacer si te estás deshidratando?
Aumenta la ingesta de líquidos con agua, caldos, sueros orales o bebidas con electrolitos. Evita el alcohol, el café en exceso y las bebidas azucaradas. Si los síntomas persisten o empeoran —como confusión, mareo intenso o palpitaciones—, acude de inmediato con un profesional de salud.