Nadie imaginaría que, en una esquina de Naucalpan, Estado de México, entre el bullicio de la ciudad y la cotidianidad del tránsito del periférico norte, se ubica un edificio donde el aire está impregnado de aromas a mentol, eucalipto y alcanfor. Allí nace un producto que ha acompañado a generaciones de mexicanos durante más de un siglo, ofreciendo alivio y confort en momentos de enfermedad: el inconfundible Vick Vaporub.
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Un hijo enfermo, la inspiración
Desde su creación en 1894 por Lunsford Richardson, un farmacéutico de Carolina del Norte, Vick VapoRub se ha mantenido como un producto emblemático para aliviar los síntomas de resfriados y congestión.
Richardson, inspirado por un episodio de tos severa de su hijo Smith, combinó mentol proveniente de Japón —en ese entonces era un producto exótico— con otros aceites esenciales en una base de vaselina, logrando un eficaz y reconfortante ungüento. Su éxito inicial fue impulsado por su capacidad de liberar vapores medicinales al entrar en contacto con el calor corporal.
El ungüento, que en 1911 adoptó su nombre actual, alcanzó un punto de inflexión entre 1918 y 1919 durante la pandemia de gripe española, cuando sus ventas se triplicaron. Para satisfacer la demanda, la planta de producción operó las 24 horas del día. Desde entonces, VapoRub se ha mantenido como un remedio de confianza en hogares de todo el mundo.
Uno de los consentidos
En México su historia inició en 1922, y desde entonces ha logrado consolidarse como uno de los medicamentos de venta libre más reconocidos.
En la década de los 80, Procter & Gamble adquirió la marca. Actualmente, Vick VapoRub está disponible en más de 70 países y sigue siendo un referente en el alivio de los síntomas respiratorios. Su éxito global se respalda con plantas estratégicas, entre las cuales destaca la ubicada en el Estado de México.
Esta fábrica, construida en 1963 y considerada la más grande de América Latina en la categoría de salud de Procter & Gamble, anualmente produce millones de unidades que abastecen a 47 millones de consumidores en América Latina.
Donde nace el alivio
Como parte de la preparación para el invierno, que siempre viene con resfriado y gripe, Vick abrió las puertas de su casa a medios de comunicación, con el objetivo de brindar una visión detallada sobre la marca. Durante la visita, los responsables de la fábrica explicaron detalles sobre la ciencia que hay detrás de esos productos.
“Estamos encantados de abrir las puertas de nuestra planta y compartir con ustedes el trabajo y la pasión que hay detrás de nuestros productos”, dijo Miguel Ángel Valdovinos, gerente de la planta Naucalpan de P&G. “En esta planta nace el alivio de Vick, que entregamos a los hogares de los mexicanos y a las familias de la región”.
Su producción —completamente automatizada— y sus estrictos controles de calidad previenen cualquier tipo de contaminación y además protegen a sus empleados, pues desde hace casi 600 días no ha habido un solo accidente. Además del Vick Vaporub, también se fabrica el Jarabe Vick 44.
La planta produce 100 tarros y 400 latas de Vick VapoRub por minuto. Gracias a esta capacidad, el ungüento llega a 47 millones de consumidores en América Latina, consolidándose como un producto esencial en los hogares.
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Impacto y versatilidad de Vick VapoRub
La tos es la responsable de más del 50 por ciento de las consultas médicas y sin duda es uno de los síntomas más molestos del resfriado común, por lo que este ungüento se ha ganado un lugar especial en América Latina, pues descongestiona las vías respiratorias, lo que facilita la respiración, calma la tos y dolores musculares del resfriado.
Pero su uso trasciende los resfriados. Infinidad de familias lo emplean para el alivio de picaduras de insectos, dolores musculares e incluso para humectación de labios resecos. Aunque su fórmula tradicional (mentol, alcanfor y eucalipto) permite múltiples aplicaciones, los médicos de P&G explican que su uso seguro solo considera pecho, cuello y espalda.
Vicks VapoRub es más que un producto, es un testimonio de innovación, resiliencia y tradición que ha permanecido vigente más de un siglo. Desde su invención en un pequeño laboratorio hasta su producción en modernas fábricas mexicanas, el ungüento sigue siendo un símbolo de cuidado y confianza en los hogares de todo el mundo.
