Paul McCartney y John Lennon volaron a la Ciudad de Nueva York el 11 de mayo de 1968 para promover su empresa, Apple Records. Una multitud los recibió en el Aeropuerto John F. Kennedy y los siguió hasta el hotel.
Al día siguiente, los dos Beatles tuvieron una reunión en un barco que dio varias vueltas a la Estatua de la Libertad, y después ofrecieron una conferencia de prensa.
Una fotógrafa periodística llamada Linda Eastman asistió a la conferencia. Paul había conocido a esta atractiva joven el verano anterior, en Londres.
Ella estaba tomando fotos para un libro sobre músicos, y alguien le presentó al Beatle en un bar. Linda más tarde fue a casa de Paul junto con otras personas, pero los recuerdos respecto a lo que pasó esa noche son confusos. “Lo único que uno piensa es: una chica más, una noche más”, contó Dudley Edwards, un amigo de McCartney.
“Fue en la conferencia de prensa de Apple donde se reavivó mi relación con Paul”, recordó Linda. “Logré pasarle mi número telefónico. Él me llamó y me dijo que partirían esa noche, pero que le gustaría que los acompañara al aeropuerto, si era posible. Así que viajé en su limusina, apretujada entre Paul y John”.
Nat Weiss, socio de Apple en Nueva York, también iba en la limusina. En su opinión, todo era parte de la implacable campaña de Linda para convertir a Paul en su esposo. “Ella llevaba muchísimo tiempo persiguiéndolo”, refirió, “pero creo que, hasta ese momento, él aún no había decidido nada respecto a Linda”.
Paul regresó a Inglaterra para grabar The Beatles (mejor conocido como el Álbum blanco, por su funda totalmente blanca), un disco doble muy ambicioso y con pretensiones artísticas.
En ese punto de su carrera, los Beatles estaban trabajando cada uno por su cuenta y creaban canciones muy diferentes y personales. Mientras Lennon componía temas como Revolution y Yer Blues, y George Harrison contribuía con While My Guitar Gently Weeps, Paul aportaba algunas de las pistas más famosas y perdurables del álbum, entre ellas Back in The USSR, Blackbird, Mother Nature’s Son y la deliciosamente bobalicona Rocky Raccoon.
Esta variedad musical se debía, en parte, a que los Beatles ya no eran un cuarteto armonioso: reñían cada vez más entre sí, cada uno solía trabajar en sus propias canciones, y se criticaban unos a otros y al personal que colaboraba con ellos.
Yoko Ono era responsable de este alboroto en cierta forma, y su presencia acabó por envenenar los ánimos. Había usurpado el lugar de Cynthia, la primera esposa de Lennon, y se había mudado a la finca campestre de él, llamada Kenwood.
Yoko acompañaba a John a todas partes, incluidas las sesiones de grabación de los Beatles. No era como Cynthia, ni como la esposa de George y la de Ringo, quienes eran compañeras sumisas de sus maridos. Y tampoco se parecía a Jane Asher, la novia de toda la vida de Paul, quien tenía una carrera como actriz y era puntillosa en cuanto a no inmiscuirse en el trabajo de Paul.
Cuando el grupo se reunió a finales de mayo de 1968, Paul, George y Ringo se quedaron atónitos al encontrar a Yoko sentada junto a John, con toda la intención de quedarse allí mientras grababan.
En el pasado, a los Beatles no les había gustado nunca la presencia en el estudio de personas ajenas al equipo, con excepción de alguien que sumaba su voz al coro o tocaba el pandero en algunas canciones. Ahora Yoko estaba sentada en medio de los cuatro, aportando vocalizaciones y ofreciendo su opinión en la cabina de controles.
Tampoco se había visto nunca que los integrantes de la banda se ausentaran de Londres durante la producción de un álbum. Sin embargo, Paul, George y Ringo decidieron salir de la ciudad. Paul viajó al norte para ser el padrino de bodas de su hermano, y se llevó a Jane Asher.
Paul y Jane estaban comprometidos, pero últimamente habían tenido problemas. Parecieron contentos durante la boda, pero en cuanto Paul regresó a Londres, se llevó a la cama a otra mujer. Se trataba de Francie Schwartz, una guionista de cine que había viajado a Londres para tratar de venderle un guión a Apple. Pronto se mudó a la casa londinense de Paul, conocida como Cavendish, y lo acompañaba a las oficinas de Apple.
Todo lo que quiere es amor
En 2007, pocos meses después de su separación de Heather Mills, Paul fue visto con una nueva novia, la morena y delgadísima Nancy Shevell, heredera de una fortuna de una empresa de transportes en Estados Unidos.
Como Heather, es mucho más joven que Paul, pero en otros aspectos se parece mucho más a Linda Eastman: es hija de un multimillonario judío estadounidense que alcanzó el éxito por propio esfuerzo; fue educada en Arizona; posee una casa en Nueva York, y tiene un hijo de una relación anterior.
Fotografiaron a la pareja por primera vez en una playa de The Hamptons. Pasaron juntos la primavera de 2008, de vacaciones, y posteriormente, ese mismo año, recorrieron el país por carretera desde Long Island hasta Los Ángeles, un viaje que Paul siempre había querido hacer.
En el trayecto convivieron con gente común y corriente en gasolineras y restaurantes, y posaban felices de la vida para que les tomaran fotos.
El 9 de octubre de 2011, fecha en que el finado John Lennon habría cumplido 71 años de edad, Paul McCartney convirtió a Nancy Shevell en su tercera esposa. Varias celebridades asistieron a la boda, entre ellas Ringo Starr, el otro ex Beatle sobreviviente.
La ceremonia se celebró en el registro civil del Ayuntamiento Old Marylebone, en Westminster, Londres, el mismo lugar donde McCartney contrajo nupcias con Linda Eastman más de 40 años antes.
